¿Ganar es
la única manera de
ganar? ¿No
se puede ganar perdiendo? ¿No ganamos cuando perdemos el
miedo? ¿No ganamos cuando perdemos el miedo de perder?
A veces hace falta perder
la esperanza
y la ilusión. Lo que
en un principio parece ser el fin de todo, puede ser el comienzo de algo mejor.
La ilusión es una palabra edulcorada, que sostiene al héroe de todas las películas que hablan de alcanzar un sueño.
Pero la ilusión puede ser una trampa.
Un iluso es alguien que se cree cualquier cuento. La ilusión es una burbuja. Hay que salirse de la película de héroes, romántica y ver la realidad.
Tal vez sea menos bella
que la
ilusión, pero lo que es seguro, es que la ilusión, nunca da lo que promete.
Soñar
es querer cambiar una
realidad.
La ilusión es
negarla.
La desilusión, no es otra
cosa que
una bofetada que da la realidad. Nos dice: ¡ey, no seas iluso! Las cosas son como son.
Y una vez que hayamos perdido la ilusión, que hayamos llorado por ese “mundo
ideal”
que perdimos,
apretamos la realidad
con las dos manos y
nos decimos: ¿Y ahora, qué hacemos con esto?
Ahí donde termina la
ilusión, empieza
la vida de verdad. Y cuando ya estemos desilusionados, soñemos en
grande con el mundo que queremos… y por el que vamos a luchar.
Hay que perder
la ilusión, porque ahí, perder…
es ganar.
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